Cuando fuimos los mejores
Recuerdo aquel 6 de mayo del 2009 como si fuera ayer, es algo que siempre he guardado en la retina de mi memoria. Lo primero que ves cuando accedes a la diminuta guarida llamada Stamford Bridge en uno de los barrios más ricos y lujosos de Londres son las cuchillas afiladas y brillantes que rodean clavadas el muro del campo para persuadir a los intrusos que no quieren pagar una entrada. La imagen que retransmite este viejo estadio con 140 años de historia agobia y oprime por igual. Ni siquiera es el estruendo de los gritos de los aficionados exaltados por el dominio insistente de su equipo, sino por ese incómodo silencio que retumba, sólo roto por el duro traqueteo del balón a ras de yerba y las ocasiones que se suceden de los futbolistas estajanovistas locales.
Stamford Brigde.
El FC Barcelona viajaba con un incierto 0-0 de la ida de las semifinales de Champions en el Camp Nou, pero con la moral a tope después de humillar y vapulear al Real Madrid en el Santiago Bernabéu por 2-6 tres días antes en uno de los partidos que se guardan en las hemerotecas de todas las academias de fútbol y dejar la Liga vista para sentencia.
A la entrada del estadio rezaba una leyenda para amedrentar a los futbolistas del Barça “Bienvenidos al infierno, aquí a Stamford Bridge no se viene a vivir, se viene a sobrevivir” y así lo entendió el fc Barcelona, a la perfección; espero su momento, sabía que llegaría, el destino es retorcido, a veces injusto, erró en el despeje Essien (autor del gol del Chelsea en el primer acto) un centro lateral de Dani Alves, Messi detuvo el tiempo (en su cabeza) e Iniesta marcó donde nunca antes había marcado rompiendo la escuadra y los sueños locales y atrapó un empate sobre la hora que valió más que una victoria.
PD: Después del gol de Iniesta solo recuerdo ver una imagen borrosa de Guardiola correteando por la banda perdido entre la multitud de la diminuta guarida llamada Stamford Bridge…
Ricky Sanmartín