marzo 19, 2024

Stultorum Infinitus Est Numerus 

Eran los principios de los 80′ cuando Johan Cruyff había fichado por el Ajax de Amsterdam después de una operación (que le alejaría algún tiempo de los terrenos de juego) como director deportivo después de su paso por los Estados Unidos y de antesala a su fichaje por el Levante. Leo Beenhakker era el jóven entrenador del Ajax que disputaba el partido de la Eredivisie contra el Twente en Amsterdam en el antiguo De Meer. El favoritismo del Ajax pronto quedó maltratado por un Twente endiablado y que se fue con 1-3 al descanso. Johan Cruyff estaba inquieto en la grada, ante el mal juego del Ajax y sobre todo porque lesionado se sentía inútil, nadie sabe con certeza que se le pasó al holandés volador por la cabeza más allá de la impotencia.

Johan Cruyff toma las riendas.

Ya era de sobras por todos conocido la gran visión de juego y lo estratega tácticamente que era Johan Cruyff como jugador. Algunos compañeros con el paso de los años aseguraron que en más de una ocasión Johan había desautorizado al entrenador de turno en el descanso y él había dado la nueva táctica en vestuarios y organizado el nuevo sistema desde el campo. Sus dotes como entrenador ya eran más que conocidas.

A la salida de vestuarios del Ajax, Johan Cruyff bajo las escaleras de la grada, abrió la puerta magnética y se dirigió al banquillo. Leo Beenhakker estupefacto ante tal situación se quedó mudo sin dar crédito a lo que veía. Johan Cruyff le apartó y tomó las riendas del Ajax. Se sentó a su lado e hizo un par de sustituciones y cambió de sistema.

La vuelta al marcador.

En 37′ minutos el Ajax le había dado la vuelta al partido dejando un definitivo 5-3 en el marcador. Leo Beenhakker reconoció años después que debió haberle pegado un puñetazo, pero claro por aquel entonces el holandés volador era un mito y a los mitos se les perdona todo.

Johan Cruyff y Lionel Messi

Tambien Johan Cruyff reconoció que se dejó llevar por la impotencia. Veía desde la grada cuáles eran los males y que lo hizo solo por el bien del equipo, aseverando: “la idea era clara, el Twente con sus centros laterales bombardean nuestra área donde nos ganan por arriba. La táctica era simple, fijar dos extremos para que sus laterales se cansarán en defensa y no pudieran correr la banda y centrar a sus anchas, la consigna era atacar todo el tiempo, así no habría que defender”.

Cosas de genios.

Solo los genios son capaces de ver cosas que los demás nunca veremos, sólo los elegidos intuyen los resultados oteando el campo y oliendo la hierba. Ahora se puso de moda criticar a Messi por decir las verdades del barquero, por hacer autocrítica, por estar a mil pulsaciones y pasar del segundo entrenador.

Solo Messi en el Barça tiene la potestad de desacreditar al que sea (presidente incluido), ‘Messi no es toca’, como se dice en Cataluña.

Que nadie se equivoque, Messi no está por encima del club, Messi es el escudo del club, al que aporta además de títulos y gloria unos 250 millones entre merchandising, contratos partner premium y plataformas audiovisuales.

PD: Los que le han faltado al respeto a Messi amparados en la cobardía de los resultados pagarán por ello en sentido figurado (stultorum infinitus est numerus)…

Ricky Sanmartín